La masonería trabaja con esmero para lograr un objetivo primordial para este grupo: legalizar la eutanasia y transformar lo que es un asesinato en un supuesto acto de bondad. Y el gran poder e influencia de la que goza en Francia ha quedado nuevamente puesta de manifiesto en el encuentro organizado por el Consejo Económico, Social y Medioambiental de Francia, un órgano consultivo del Estado francés, tal y como establece la Constitución de 1958. Puede emitir su opinión a petición de los poderes públicos o por propia iniciativa además de intervenir durante los procesos legislativos presentados ante la Asamblea Nacional.
El pasado 8 de enero este Consejo organizó un encuentro para los 185 ciudadanos elegidos al azar que han sido elegidos para la Convención ciudadana sobre el final de la vida y en la que fueron invitados dos filósofos y cuatro mandatarios de la masonería. Todos ellos, curiosamente, defendían de manera vehemente la legalización de la eutanasia. Marc Henry, ex Gran Maestre de la Gran Logia de Francia, fue uno de los masones invitados y que defendió la eutanasia.
Uno de los objetivos principales era intentar transformar el lenguaje para que lo que es un asesinato sea un acto de bondad. Pidieron que se dejase de utilizar las palabras «eutanasia» y «matar». «Nos gustaría reformar la palabra eutanasia, mal entendida, mal aceptada por la población «, dijo el representante del Gran Oriente de Francia, proponiendo que se sustituya por «ayuda médica para morir» y sugiriendo que, en el Código Penal y el Código de Ética Médica, la eutanasia sea tratada como una «causa de muerte natural».
“En nuestra cultura judeocristiana -lamentó Catherine Lyautey, Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Francia- interrumpir la vida sigue siendo un tabú y una de las mayores prohibiciones de nuestra sociedad”