“EL NUEVO HUMANISMO HINDÚ-CRISTIANO”
Ayer, 2 de mayo, unos 55 participantes representantes de las tradiciones religiosas cristiana e hindú en Europa se reunieron en un encuentro sobre el tema de la fraternidad, organizado por el Dicasterio para el Diálogo interreligioso en colaboración con el Foro Hindú de Europa, la Unión Hinduista Italiana y el Consejo Ecuménico de Iglesias
Los participantes reflexionaron sobre la dinámica cambiante de la relación entre hindúes y cristianos en Europa y pensaron en formas de fomentar la cooperación en cuestiones que promuevan el crecimiento humano a través del diálogo interreligioso, la solidaridad y la hospitalidad.
Se reconoció que el concepto hindú de Vasudhaiva Kutumbakam (el mundo entero es una sola familia) y la encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti sirven de brújulas para guiar a hindúes y cristianos hacia un «nuevo humanismo» en una Europa cada vez más intercultural e interreligiosa. Los participantes también tuvieron la oportunidad de participar en la audiencia general del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro este miércoles 3 de mayo. https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2023-05/hindues-y-cristianos-europeos-se-reunen-en-roma.html
Un buen antídoto contra esta chaladura es este luminoso párrafo de Pío XII:
« Humanismo y ciencia política », este es el tema de vuestros obras. El humanismo está, hoy, en la agenda. Sin duda no es fácil descifrar y reconocer una idea exacta de su naturaleza. Sin embargo -aunque el humanismo ha pretendido oponerse formalmente a la Edad Media que le precedió- no está menos establecido que lo que contiene de lo verdadero, lo bueno, lo grande y lo eterno pertenece al universo espiritual del mayor genio de la Edad Media, Santo Tomás de Aquino. (25 de septiembre de 1949 , Mensaje a los filósofos dedicados a los estudios humanísticos reunidos en Roma para el Congreso Internacional).
(Leer más en https://www.vatican.va/content/pius-xii/it/speeches/1949/documents/hf_p-xii_spe_19490925_grand-coeur.html
Es decir, que “lo verdadero, lo bueno, lo grande y lo eterno” son absolutamente extraños al nefasto habitante de Santa Marta. ¡Cuánta locura, Señor!