SUBVERSIÓN ECLESIAL

I Encuentro Latinoamericano y del Caribe: Mujeres en sinodalidad (LAS “TESTIGAS” Y SU PLAN ESTRATÉGICO)

Al pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad que peregrinan en A.L y el Caribe. Al terminar este encuentro, como “Mujeres del Alba”, testigas de la Resurrección y enviadas a comunicar la Buena Nueva (Mateo 28, 1-10) queremos compartir lo que hemos visto, oído, hablado y reafirmar la alegría de este caminar sinodal.

Creemos en nuestra conciencia, compromiso y fuerza como Mujeres en la Iglesia de AL y C. Afirmamos la igual dignidad conferida por el bautismo, asumiendo el compromiso de la triple misión (Sacerdotal, Profética y Regia) para vivir así la plena ciudadanía eclesial (participación en las instancias de decisión) como Discípulas Misioneras de Cristo. Esperamos la transformación eclesial, para lo cual es necesaria la conversión personal y comunitaria animada por el Espíritu Santo, un cambio de mentalidad y el compromiso de todas las personas, miembros de la Iglesia. Este es el camino de una Sinodalidad Encarnada.

Queremos compartir algo de lo vivido en este primer encuentro: hemos escuchado los dolores, los clamores y las heridas de todas las violencias padecidas; la toma de conciencia y la verbalización en un silencio orante ha permitido hermanarnos y continuar sanando. Así mismo, se hizo visible la fortaleza, la capacidad de resistencia y resiliencia de las mujeres como semilla de esperanza. Esta escucha nos ha ensanchado el corazón para acogernos con profunda misericordia, a imagen de Dios Padre y Madre, dando lugar a una genuina sororidad. Asimismo, hemos saboreado los gozos y las esperanzas emergidas de las historias y experiencias de cada participante en sus realidades, transformadas en vida abundante para sí mismas y para las demás personas.

En respuesta al llamado que nos hace el Espíritu, la Ruah Divina, en torno a la dignidad bautismal, el ejercicio pleno de nuestra ciudadanía eclesial, la participación amplia y diversa, la conversión y el no callar, nos comprometimos a difundir y replicar lo vivido en el Encuentro; a invitar a otras personas a caminar juntas y en comunión, en torno a un plan estratégico que, en continuidad con el documento de identidad, desarrolle las líneas de acción e incidencia priorizadas: organización del proceso del eje y trabajo en red, participación en instancias eclesiales y sociales; conocimiento, documentación y socialización de las realidades, iniciativas, materiales y experiencias eclesiales y sociales de las mujeres; generación de estrategias de comunicación y un canal oficial de la comisión para intercambiar experiencias, iniciativas, materiales, etc.; promoción y generación de espacios de formación; servicios, carismas y ministerialidad (diaconado y otros ministerios al servicio de la vida digna, de la Casa Común y los territorios).

Reconocemos que todo esto es posible en este tiempo de primavera eclesial animada por el papa Francisco para una Iglesia con rostro femenino plural, sinodal y con ministerios compartidos que reflejen los carismas sembrados por el Espíritu Santo, la Ruah Divina que recrea todo cuanto existe, para una Iglesia fiel a la Buena Nueva de Jesús de Nazaret, samaritana y en salida. https://christus.jesuitasmexico.org/declaracion-del-i-encuentro-latinoamericano-y-del-caribe-mujeres-en-sinodalidad/

Nota catapúltica sobre la Ruah Divina

“El sitio web de la Conferencia Episcopal de Chile informó sobre la reunión de una asociación feminista. Esta tercera reunión de dicho movimiento llamado «Mujeres Iglesia» reunió a cien participantes el 31 de agosto y el 1 de septiembre en la ciudad de Concepción. Algunas de sus demandas son reveladoras.

Primero, exigen el reconocimiento de un aspecto femenino en el Espíritu Santo, bajo el pretexto falaz de que el término espíritu en el Antiguo Testamento se significa con una palabra femenina: Ruah, que se puede encontrar, por ejemplo, en el Génesis. Pero incluso si algunos Padres ven en esto una alusión al Espíritu Santo, no se trata de la tercera Persona de la Santísima Trinidad en el sentido literal.

Luego, afirman que Dios ya no es visto solo como «Padre». Se le puede llamar «Madre» con toda propiedad y debemos desarrollar un lenguaje inclusivo, o neutral, en todos los espacios litúrgicos. Porque se trata de rechazar una «teología patriarcal» establecida en una visión unilateral de las cosas. Es por eso que debemos desarrollar «nuevos lenguajes simbólicos», sin conformarnos con la masculinización de los términos empleados

https://fsspx.news/es/news-events/news/los-envenenados-frutos-del-concilio-siguen-madurando-50545

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