(ANSA) – AVELLINO 31 OCT – Una gran calabaza de color naranja brillante en la esquina del altar: Don Vitaliano Della Sala, el sacerdote irpiniano protagonista de un duro enfrentamiento con la jerarquía eclesial en los años 1990 por sus posiciones de apoyo a El movimiento No Global, no renuncia a la «broma», pocas horas antes de la noche de Halloween, hacia sus «colegas» que en estas mismas horas denuncian la costumbre de vestir a los niños como brujas y duendes, invitándolos en cambio a llevar la túnica de los Santos. Don Vitaliano, que no es ajeno a las posiciones contracorrientes en la Iglesia católica, aprueba en cambio la celebración de brujas y duendes.
«Será un elemento decorativo, en lugar de flores pondré una calabaza con motivo de la misa de la tarde«, explica el sacerdote, párroco de la Annunziata en Mercogliano y director del comedor social local.