Más que una Iglesia en formación, el Papa Francisco deja a su sucesor una Iglesia hecha pedazos. La confusión moral y doctrinal está muy extendida, como lo demuestran las diversas recepciones de la declaración Fiducia supplicans sobre la bendición de las parejas homosexuales.
La unidad de la fe ya no existe.
Países con una larga historia de cristianismo están sufriendo una descristianización masiva, enfrentados al caos de la modernidad y a los abusos sexuales en la Iglesia: Polonia, Irlanda.
El Islam militante continúa avanzando en detrimento de la Iglesia en África y Europa.
Los cristianos orientales están al borde de la extinción.
Los nacionalismos basados en la identidad se están fortaleciendo en la hostilidad militante hacia el catolicismo (la India hindú del Partido Bharatiya Janata, la Rusia ortodoxa, la China nacionalcomunista).
La cuestión del lugar del “mundo tradicional” en la Iglesia aún está pendiente. El número de sacerdotes disminuye (-3% en 10 años) y también el de seminaristas (-11%). ¡No podemos al mismo tiempo criticar regularmente el “clericalismo” y alentar las vocaciones sacerdotales!
Las finanzas de la Santa Sede están en una situación catastrófica. El lema “Una Iglesia pobre para los pobres” llega a sus límites cuando se trata de financiar las pensiones de los empleados de la Santa Sede y las obras de misericordia temporales de la Iglesia.
El personal de la Curia está traumatizado por 12 años de autoritarismo quisquilloso.