El Papa comete errores garrafales, atrapado ya por la secta bergoglista, con la cual no parece tener ninguna gana de romper, acelerando el proceso de descomposición de la Iglesia.
Enumero algunos:
1) La bendición de un bloque de hielo en la reunión celebrada en el Vaticano sobre la tan meneada “justicia climática”, un engendro pachamámico que nadie se atreve a precisar en qué consiste, a ciencia cierta.
2) La designación de dos obispos pro-LGBT+. Uno es Bernard Longley en altos cargos vaticano. El otro es Ramón Bejarano como auxiliar de la diócesis de San Diego (EE. UU)
3) La peregrinación sacrílega que vio a miles de los llamados «católicos LGBT» ingresar a la Basílica de San Pedro, lo que originó que cuatro obispos convoquen de un acto de reparación
4) Asimismo, otro dicho suyo causó consternación entre los católicos de EE.EE: «si alguien que dice que está en contra del aborto, pero dice que está a favor de la pena de muerte no es realmente provida» corroborando el disparate de Bergoglio que borro de un plumazo la doctrina tradicional sobre la cuestión.
5) El apoyo a la escandalosa decisión del cardenal Blaise Cupich ( “Mierdich”, según “Paco Pepe” Fernández de la Cigoña) de condecorar al senador demócrata proaborto Dick Durbin. Para León “Es muy importante analizar el trabajo general que un senador ha realizado durante… 40 años de servicio en el Senado de los Estados Unidos”
Cuesta creer que un Papa siga con los semejantes entuertos de Bergoglio, pero el Señor todavía duerme en la barca. Imploremos para que pronto se digne despertar.