Cristina Inogés Sanz es laica, teóloga por la Facultad de Teología Protestante de Madrid, SEUT. Madre sinodal por designación del papa Francisco con voz y derecho a voto en la XVI Asamblea sinodal de octubre de 2023, y octubre 2024, en el marco del Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024.
Entrevistada por el El Periódico estas fueron sus respuestas
¿Qué temas va a priorizar durante la reunión?
El tema prioritario en este momento es el de la comunión.
¿Está hablando de los divorciados que vuelven a casarse?
Los divorciados que se vuelven a casar, el colectivo LGTBI, el diaconado y el sacerdocio femenino o el celibato opcional son temas que entran a formar parte de la comunión. ¿Por qué? Porque si queremos realmente una Iglesia en plena comunión, lo que no podemos estar haciendo es una comunión donde yo sí y tú no. Yo creo que ese es el tema más esencial que tenemos en este momento que afrontar porque somos una Iglesia tan polarizada como la sociedad y tenemos que alcanzar esa comunión y luego trabajar en el escenario diseñado por la Agenda 2030.
¿La Iglesia está lista para incluir a todos estos colectivos?
Es una evidencia que en la fase diocesana del sínodo [en la que fieles y sacerdotes locales señalaron los asuntos prioritarios a debatir], en la que participó la base laical, se ha optado por sacar a relucir estos temas y la importancia de una Iglesia en la que realmente quepamos todos. Por tanto, en este sentido, esa amplia base del pueblo de Dios va mucho más adelantada que una parte sensible de la jerarquía.Y por una sencilla razón: esa amplia base es la que pisa suelo todos los días, la que se enfrenta a la realidad. […] Una realidad que a una parte de la jerarquía se le escapa.
Pero la jerarquía se resiste…
Porque sociológicamente no se les prepara, desde que estudian en los seminarios, para estar en contacto con la realidad. Muchas veces, en la mentalidad de la jerarquía, el modelo familiar parece perfecto.
¿Qué temas generarán más polémica?
Hay que darse cuenta de que, de alguna manera, estamos hablando de una Iglesia que tiene que revisar, quiera o no, su concepto de ejercicio de poder […], que es lo que ha provocado abusos de poder, el centro neurálgico de todos los demás abusos. Pero, claro, eso conlleva en muchos casos perder privilegios y a nadie le gusta perder privilegios, dar explicaciones, rendir cuentas. Eso causará tensiones, evidentemente.
¿La Iglesia dejará de ser un patriarcado?
Sí, pero no de repente, aquí no cantemos victoria, que esto no va tan rápido. Como decía, el punto de arranque tiene que ser la modificación de la formación en los seminarios. Si no focalizamos mucha fuerza en esto, no conseguiremos cambiar nada o hacerlo será muy difícil.
¿Cree que las mujeres podrán finalmente acceder al sacerdocio?
En el futuro sí, pero en el futuro inmediato, lo dudo mucho. Además, en este momento creo que sería desperdiciar muchas fuerzas, cuando es más importante reconocer de una vez el diaconado femenino, puesto que hay muchísimas mujeres que ya están ejerciendo de diáconos ‘sin papeles’. Hay que conseguir que sea reconocido el diaconado femenino.
Nota catapúltica
Aunque se niega que el tema del diaconado femenino no se tratará en el Sínodo, conviene estar sobre aviso, porque la Iglesia bergoglista no tiene ningún empacho en mentir cuantas veces sea necesario para proseguir con su tarea de demolición. ¿O acaso Inogés no es suficientemente explícita? Y como lo que quiere Jorge Mario es “armar lío”.