DOCUMENTO DE MEDELLÍN: LA SEMILLA DE LA SUBVERSIÓN

Por razón de método, y teniendo en cuenta el carácter relativo de toda tipología – que comporta necesariamente matices y simplificaciones – y tratándose de una clasificación en función del cambio social, señalaremos los siguientes grupos: los tradicionalistas o conservadores, los desarrollistas y los revolucionarios que pueden ser marxistas, izquierdistas no marxistas o ideológicamente indefinidos.

 Los tradicionalistas o conservadores manifiestan poca o ninguna conciencia social, tienen mentalidad burguesa y por lo mismo no cuestionan las estructuras sociales. En general se preocupan por mantener sus privilegios que ellos identifican con el «orden establecido». Su actuación en la comunidad posee un carácter paternalista y asistencial, sin ninguna preocupación por la modificación del statu-quo. Sin embargo, algunos conservadores actúan muchas veces bajo el influjo del poder económico nacional o internacional, con alguna preocupación desarrollista. Las fuerzas militares apoyan en diversas partes esta estructura y, a veces, intervienen para reforzarla.

Los desarrollistas se ocupan preferentemente de los medios de producción, que según ellos deben ser modificados en calidad y cantidad. Atribuyen gran valor a la tecnificación y al planeamiento de la sociedad. Sostienen que el pueblo marginado debe ser integrado en la sociedad, como productor y consumidor. Ponen más énfasis en el progreso económico que en la promoción social del pueblo, en vista de la participación de todos en las decisiones que interesan al orden económico y político. Es la mentalidad que se observa con frecuencia entre los tecnólogos y las varias Agencias que procuran el desarrollo de los países. |

Los revolucionarios cuestionan la estructura económico-social. Desean su cambio radical, tanto en los objetivos como en los medios. Para ellos, el pueblo es o debe ser el sujeto de este cambio, de modo que participe en las decisiones para el ordenamiento de todo el proceso social. Esta actitud puede observarse con mayor frecuencia entre los intelectuales, investigadores científicos y universitarios.

Nota catapúltica

Esta descripción puramente sociológica fue instrumentada por la Iglesia posconciliar para promover la Teología de la Liberación. La influencia marxista se refleja en el lenguaje: «mentalidad burguesa», «medios de producción», «pueblo como sujeto del cambio».

El Documento fue publicado en 1968. De aquellos polvos estos lodos.