EN TORNO A LO “COMPLEJO”

Como ha sido durante todo el (des)gobierno de Bergoglio la ambigüedad fue la regla para dar informaciones, sin descartar el secretismo sobre las andanzas que se conocieron después. Aunque se insistía sobre la necesidad de la más absoluta transparencia.

Pero sería bueno que ahora conociéramos la verdad sobre su verdadero estado de salud. Sus correveidiles insisten en que ha pasado “una noche tranquila”y se notan los esfuerzos de Elisabetta Piqué, corresponsal de La Nación en el Vaticano, para minimizar tan delicado asunto.

Pero el buen sentido indica que es algo bastante más serio, escondido detrás de la palabra «complejo».

¿Qué inconveniente sería hablar directamente de gravedad o al menos de delicado? Eso aumentaría la piedad de los fieles que rezarían más fervorosamente sus preces para la mejoría.

Me uno a ellos en las oraciones, que buena falta le hacen a Jorge Mario Bergoglio. Y también lo haré por la pronta restauración de un Papado católico.

DOCUMENTO DE MEDELLÍN: LA SEMILLA DE LA SUBVERSIÓN

Por razón de método, y teniendo en cuenta el carácter relativo de toda tipología – que comporta necesariamente matices y simplificaciones – y tratándose de una clasificación en función del cambio social, señalaremos los siguientes grupos: los tradicionalistas o conservadores, los desarrollistas y los revolucionarios que pueden ser marxistas, izquierdistas no marxistas o ideológicamente indefinidos.

 Los tradicionalistas o conservadores manifiestan poca o ninguna conciencia social, tienen mentalidad burguesa y por lo mismo no cuestionan las estructuras sociales. En general se preocupan por mantener sus privilegios que ellos identifican con el «orden establecido». Su actuación en la comunidad posee un carácter paternalista y asistencial, sin ninguna preocupación por la modificación del statu-quo. Sin embargo, algunos conservadores actúan muchas veces bajo el influjo del poder económico nacional o internacional, con alguna preocupación desarrollista. Las fuerzas militares apoyan en diversas partes esta estructura y, a veces, intervienen para reforzarla.

Los desarrollistas se ocupan preferentemente de los medios de producción, que según ellos deben ser modificados en calidad y cantidad. Atribuyen gran valor a la tecnificación y al planeamiento de la sociedad. Sostienen que el pueblo marginado debe ser integrado en la sociedad, como productor y consumidor. Ponen más énfasis en el progreso económico que en la promoción social del pueblo, en vista de la participación de todos en las decisiones que interesan al orden económico y político. Es la mentalidad que se observa con frecuencia entre los tecnólogos y las varias Agencias que procuran el desarrollo de los países. |

Los revolucionarios cuestionan la estructura económico-social. Desean su cambio radical, tanto en los objetivos como en los medios. Para ellos, el pueblo es o debe ser el sujeto de este cambio, de modo que participe en las decisiones para el ordenamiento de todo el proceso social. Esta actitud puede observarse con mayor frecuencia entre los intelectuales, investigadores científicos y universitarios.

Nota catapúltica

Esta descripción puramente sociológica fue instrumentada por la Iglesia posconciliar para promover la Teología de la Liberación. La influencia marxista se refleja en el lenguaje: «mentalidad burguesa», «medios de producción», «pueblo como sujeto del cambio».

El Documento fue publicado en 1968. De aquellos polvos estos lodos.

ESCRIBE ANDREA SÁNCHEZ RUIZ (Profesora y secretaria Pastoral de la Universidad Plácido Marín de la Diócesis de San Isidro)

Sostener una idealizada hetero-normalidad y no integrar la realidad de la diversidad sexual tiene consecuencias especialmente sobre las personas con orientaciones sexuales alternativas, quienes experimentan fuertes discriminaciones debido a tres fenómenos: la heteronormatividad, que refuerza lo esperable socialmente en términos de comportamiento de género y normas sexuales;

el heterosexismo que, sosteniendo la heterosexualidad como lo normal y lo aceptable, devalúa y desacredita la homosexualidad y otras orientaciones sexuales;

y la homofobia como temor y aversión hacia las personas homosexuales o a quienes no se comportan según los roles estereotipados de género.

EL OPUS DEI SE SUMA AL CIRCO MUNDIALISTA

LA CRISIS CLIMÁTICA NO ES SOCIALISMO ENCUBIERTO

En un intento por imitar las políticas de Donald Trump, el presidente Javier Milei ha insinuado que el país podría abandonar el Acuerdo de París. Según sus declaraciones, la Agenda de Desarrollo Sostenible, que incluye metas para combatir el cambio climático, no sería más que un “invento del socialismo”. Esta postura, profundamente errada y carente de sustento científico, pone en grave peligro no solo el futuro del país, sino también el bienestar de millones de argentinos.

La crisis climática no es un capricho ideológico ni una herramienta política; es una realidad ineludible avalada por una inmensa cantidad de evidencia científica acumulada durante décadas. El traspaso de los límites planetarios, entre los cuales se incluye la frontera climática, está modificando los sistemas esenciales que sustentan la vida en la Tierra. Los efectos de esta transformación ya son visibles: eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y olas de frío y calor más intensas, junto con la acelerada pérdida de biodiversidad, están causando estragos a nivel global. Estas consecuencias afectan a todos, sin importar su filiación política, creencias religiosas o nivel socioeconómico. Ignorar o minimizar esta crisis no solo es irresponsable, sino que también representa una traición a los compromisos internacionales que la Argentina ha asumido y pone en riesgo aspectos fundamentales como nuestras economías regionales, la infraestructura nacional y la seguridad alimentaria.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una guía pragmática y sobre todo plural que busca equilibrar el desarrollo económico, la protección ambiental y la justicia social. Lejos de ser una conspiración ideológica, esta agenda ha sido adoptada por gobiernos de diferentes orientaciones políticas, instituciones multilaterales y organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo. Señalar la sostenibilidad como un componente de un supuesto complot socialista es ignorar este amplio consenso global que admite y cobija una pluralidad de identidades. Y, lo que es peor, implica desentenderse de la necesidad urgente de actuar frente a los desafíos climáticos que enfrentamos como humanidad.

Resulta sorprendente y paradójico que el presidente Milei adopte una posición tan radical contra el Acuerdo de París. Durante sus primeros meses en la gestión, el mandatario suscribió proyectos como la Ley Bases, que incluía mecanismos para la creación de mercados de carbono, diseñados para compensar emisiones de gases de efecto invernadero en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Además, integrantes clave de su gabinete, como la ministra Patricia Bullrich, han reconocido públicamente la existencia de la crisis climática. Esto indica que el rechazo de Milei hacia el Acuerdo de París no responde estrictamente a un negacionismo climático, sino más bien a su antagonismo hacia ciertos aspectos sociales que forman parte de la Agenda 2030, como la reducción de desigualdades y las cuestiones de género. Su rechazo a estos temas, que él ha tachado de ideológicos, no debería extenderse a la sostenibilidad ambiental, ya que esta es indispensable para el funcionamiento de cualquier economía. Sin sostenibilidad ambiental, las bases económicas y sociales colapsarían. Si no se toman medidas para enfrentar la crisis climática, no habrá “mercado” que regular, pues el entorno natural que sustenta la actividad económica desaparecerá gradualmente.

Abandonar el Acuerdo de París no solo nos alejaría de los compromisos internacionales y del consenso global sobre la urgencia climática, sino que también nos colocaría en una posición de aislamiento. Aunque este movimiento pueda parecer una estrategia para confraternizar con Estados Unidos, en la práctica implicaría un costo altísimo en el concierto internacional más amplio: pérdida de credibilidad diplomática, desincentivos para la inversión extranjera y riesgo de sanciones económicas por parte de socios comerciales que valoran el compromiso con la sostenibilidad.

La Argentina necesita líderes que entiendan que la crisis climática no se trata de ideologías ni de banderas políticas, sino de resiliencia humana y planetaria. La acción climática no es una opción; es una emergencia humanitaria global que requiere decisiones responsables y basadas en la evidencia. La sostenibilidad no es un lujo ni una moda, sino un imperativo moral y práctico. Si no tomamos medidas inmediatas, estaremos comprometiendo nuestro futuro, hipotecando los recursos de las próximas generaciones y condenando al país a enfrentar crisis aún mayores.

La autora es profesora del IAE. Directora del Centro de Estudios en Sustentabilidad de la Universidad Austral

UNA PROFECÍA DE CASTELLANI

En la Pascua de 1966 escribía el Padre Castellani:

“La esterilidad de la Iglesia Argentina es causa principal del actual desorden del país.  Una Iglesia pura, activa y bien jerarquizada sería antídoto y contrapeso al plebeyismo y a la canallería política”.

(Seis Ensayos y Tres Cartas, Ediciones Dictio,1978, pág.225)

Pasaron bastantes años después de 1966 y creo que el Padre no me hubiese retado por este agregado: «y del plebeyismo y canallería clerical».

¡Y eso que no conoció al entonces seminarista Jorge Mario!

PROFANACIÓN (permitida por un malversador de fondos)

La polémica por el vídeo de Sabrina Carpenter filmado en el interior de la Iglesia de la Anunciación de la Santísima Virgen María en la zona de Williamsburg de Brooklyn, NY, recibió un nuevo impulso el pasado mes de noviembre cuando Monseñor Jamie Gigantiello, quien permitió la profanación, fue acusado por la Diócesis de Brooklyn de malversar una gran cantidad de fondos de la Iglesia.

Tras la hora de filmación del vídeo -el 31 de octubre de 2023- la Diócesis hizo un descargo de responsabilidad y obligó a Gigantiello a disculparse. Poco tiempo después fue apartado de sus funciones parroquiales. No obstante, el vídeo ha seguido difundiéndose y ha alcanzado más de 100 millones de visualizaciones. En otras palabras, el escándalo continuó.

Gigantiello nunca habría podido permitir que la cantante actuara en su iglesia si no fuera por el hecho de que en la Iglesia está dominando el ambiente progresista general creado por el Vaticano II.

https://www-traditioninaction-org.translate.goog/RevolutionPhotos/

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN (Encuentro de «los mejores teólogos» contra la política de Trump)

‘Sinodalidad en América: Movilidad humana, diálogo, y nuevos escenarios’ es el lema del Encuentro Portman Endowment de la Red Ecclesia in America que tendrá lugar, del 6 al 9 de febrero, en la Universidad de San Diego. El primer evento que unirá a los mejores investigadores en teología católica latina-estadounidense desde el regreso al poder de Donald Trump, y que abordará la necesidad de «crear puentes norte sur». Algo que parece más necesario que nunca.

El encuentro, de hecho, pretende responder a la invitación formulada por el Papa Francisco para promover una conversación teológica continental «que aborde las convergencias, cuestiones y propuestas surgidas en el camino del Pueblo de Dios en nuestro continente, en tres contextos clave:  Movilidad humana, ecumenismo y diálogo interreligioso, y nuevos escenarios teológicos», según explican desde la organización.

Entre los panelistas, destacan los cardenales Michael Czerny, sj. prefecto del dicasterio de la Promoción Humana Integral; o el brasieño Steiner, así como el obispo de Brownsville, Daniel Flores. Junto a ellos, teólogos como Alberto Embry, Claudia Leal, Emilce Cuda, Consuelo Vélez, Liliana Franco, José Carlos Caamaño, Clara Bingemer, Enrique Ciro Bianchi, Rocío Cortés u Hosffman Ospino.

Nota catapúltica.

De semejantes panelistas, libera nos Domine.

¿QUÉ PASARÍA?

Vistos los alarmantes y continuos pronunciamientos pro LGBT+ de cardenales y obispos -de curas y religiosas ya perdí la cuenta- no es descabellado preguntarse si en el próximo cónclave los electores optasen por un candidato públicamente favorable a esas aberraciones. Y si una vez electo, el nuevo Papa declarase que él posee “la tendencia” pero que “no ejerce”. ¿La elección sería válida? ¿Alguien se opondría?

Pregunto nomás…